4.11.06

UN CAMBIO HACIA LA DEMOCRACIA

Por: Mario Luis Pennella

Luego de lo acontecido en Misiones, a través de las elecciones contundentes del NO a la reelección indefinida, y vuelto a la calma y reflexión del gobierno, se abre ante dicha instancia el haberle pedido el señor Presidente de la Nación al gobernador de Formosa, parte del señor , a renunciar al proyecto de esa antidemocrática reelección indefinida, observamos que el pueblo reflexivo por su parte, es el poder de la democracia, y muy por el contrario aquellos que pretenden instalarse en él como autócratas o dictadores.

La democracia instalada en la Argentina desde 1983 ha sido objeto de avasallamientos en el sentido reeleccionarios, pero pese a esa puja por parte de algunos políticos, el pueblo ha sabido entender que no es precisamente esos métodos, los que llevarán a la Argentina a un sentimiento republicano, que merezca justamente la justicia social que tanto anhela.

Los principios antidemocráticos que esgrimen aquellos que desean perpetuarse en el poder, no consignan siquiera principios, sino voluntades del poder por el poder, en que los sitúa claramente en este siglo en verdaderos obsoletos de la política, ya que ese costumbrismo de antaño no se tolera en esta actualidad globalizada y reflexiva.

Los pueblos de estos países emergentes como nos llaman hoy, venimos de sufrir los cataclismos del poder de factos y las miserables intenciones de los malos políticos que en el momento que tenían todo por lograr, con el apoyo cuasi unánime del pueblo, hicieron que su falacia en las promesas derrumbaran la credibilidad, y hoy de a poco nos hemos acostumbrado a reflexionar y no tragarnos los sapos de otrora, que nos llevaron injustamente a problemáticas sociales, que por su malignidad hicieron presa de los trabajadores, llevándolos al dolor de las miserias, perdiendo los derechos que constituían la dignidad de los mismos.

Está ahí la clave de la cuestión de estos proyectos reelectivos, a sabiendas que el hecho de haber realizado algún que otro progreso social, no cosntituye de ningún modo eterno poder de la gobernabilidad.

La política necesita de un aire fresco pero también y sobre todo de una honestidad que refleje en sí la voluntad cierta de dirigir el destino de la Argentina hacia una inserción en el mundo con todo un proyecto de grandeza, pero debe comenzar por una justicia social hacia su pueblo, sin esta premisa ineludible, no podrá de ningún modo avanzar más allá.
Es inadmisible en la Argentina que exista hambre, como inadmisible la inseguridad, la falta de educación viable para todos, la salud y lo más indispensable para la dignidad del hombre, el trabajo, y para aquellos hoy jubilados, la dignidad de sus salarios, obra social y beneficios constantes, a través de los distintos procesos de la economía, en que para estos últimos debe pensar primero, para solucionar los devasajes que han venido sufriendo, desde el advenimiento de la democracia, ya que ningún gobierno se ha molestado en solucionar su problemática, siempre dejada de lado, por cuanto que la protesta de los más ancianos no prospera. Se deben revertir en lo inmediato estos desajustes sociales, son ellos de imprescindible valor agregado para que el despegue de la Argentina, el cual en este momento crucial del mundo, debe ser aprovechado, saldrá así a la luz de una nueva nación libre y soberana en el espectro del mundo globalizado.

Ciudad autónoma de Buenos Aires, 4 de noviembre de 2006

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