Por: Mario Luis Pennella
Se habla y es cierto tal vez que el aumento de la construcción, ha demandado más trabajo, por ende la desocupación baja, pero lo lamentable es que el porcentaje de dos dígitos que hoy tiene, no se condice con la evolución macroeconómica de Argentina.La política en este rubro sigue siendo una resultante negativa en la evolución social de los pobres, ya que esa inmensa masa sigue padeciendo el rigor en que viven los desiguales en este país, sin que tengan oportunidades ciertas de trabajos en plantas permanentes.La inacción de los políticos con respecto a este flagelo de la desigualdad, sigue siendo causal de la indiferencia como se destinan fondos a lugares no apropiados para satisfacer esta crítica demanda, no es con dádivas la medida con que se solucionan estos acuciantes problemas.La nación se encuentra en un momento óptimo en la economía, por cuanto la política de globalización le ha dado a la Argentina, como a otros países de la industria de alimentos, la posibilidad de una entrada de divisas genuinas, que posibilitan cambios para el comienzo de favorecer a los desiguales con la justicia social que estos necesitan imperiosamente.El inconformismo poblacional de la masa de pobres es creciente, ante medidas odiosas y hasta soberbias en función a lo desmedido, a la hora de valorar los porqué, ya que cuando se debe satisfacer a la masa más comprometida en la desigualdad, como los desocupados, los trabajadores con salarios magros o los jubilados etc. los porcentajes son tan exiguos, que ni siquiera le sirve como un paliativo para comer en el momento que los recibe, pero muy por el contrario cuando se tratan los aumentos a los políticos o aquellos sres. ministros o miembros de la corte, donde el arrogar sus pretensiones son causas de total normalidad, que no le causan desvelos políticos ni económicos para su otorgamiento.La Argentina en este continuismo de políticas que se advienen a lo neoliberal y los decretos y leyes impartidas en aquellos momentos nefastos en que vivió la nación, siguen siendo valederas y no han sido modificadas ni descartadas, sino que siguen siendo el producto neto de la desigualdad existente, principalmente en las jubilaciones llamadas de solidaridad, una crueldad misma en su acepción nombrada como tal, donde el perjuicio a esa clase pasiva que trabajó en beneficio del país, aportando en tiempo y forma, se le cercenaron todas sus justicias sociales, que lamentablemente emanaban de los ideales del líder del movimiento que ayer y hoy gobiernan.Sin embargo la justicia social sigue siendo netamente favorable para los iguales, quienes el progreso en riquezas es cada vez mas satisfactorio y brillante, ya que evolucionan en promedios altísimos comparados con los desiguales, que siguen siendo los marginales de la política.Se avecinan tiempos de elecciones, como siempre escucharemos los desenfrenos y las acusaciones violentas de unos y otros, como siempre escucharemos las promesas de justicia social como la punta de lanza de las realizaciones y como siempre sabremos de las falacias discursivas de estos políticos, que nos llevarán nuevamente al campo de la desigualdad existente. Es po ello que debemos reflexionar ante las promesas, y escucharlas y escribirlas, para no olvidarlas y ante el incumplimiento tenerlas muy presentes para ir descartando definitivamente a estos mentirosos, que solo son políticos para sus bolsillos y no para sus hermanos conciudadanos, no para la nación a la cual rapiñan vilmente.La desigualdad es afín a la reflexión que la inteligencia nos da cuando no olvidamos las promesas incumplidas, la indiferencia etc. hacia el pueblo desigual, ahí está el punto de obligar el cambio hacia esa pretensión de la justicia social en el momento que vayamos a emitir el voto.El pueblo siempre será soberano y tendrá en sus manos la voluntad de elegir a quienes queremos como gobierno, la democracia en el ejercicio del estado de derecho, nos otorga ese privilegio, y nuestra inteligencia el saber decidir
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