Por: Mario Luis Pennella
Lamentablemente y en un gobierno que no admite dialogar sino polemizar con la soberbia y la injuria, ha comenzado ya la campaña sucia, que este realiza a través de cuantas elecciones se manifiestan en el país, asumiendo irresponsable su mentiras y difamaciones ya, como aquellas que le produjeron en la campaña del ARI en las elecciones que también era partícipe un integrante de esa agrupación, las cuales las difamaciones fueron clarificadas por la justicia como un falaz e injuriante mentira.
Esta manera de hacer campaña por parte del gobierno, pone de manifiesto su "facismo" ya que solamente admite sus verdades y desvirtúa o directamente trata de anular la verdad del oponente político.
El jefe de Gabinete del gobierno es un individuo que no cumple con los mandatos de funciones por cuanto no cumple explícitamente con sus deberes ante la Cámara de Diputados de la Nación, sino que intenta promocionar la política de gobierno, sin someterse a debate como corresponde, y con las preguntas que deben contestarse al respecto de los graves problemas de supuestas corrupciones que le aquejan al gobierno central, como de otras importantes medidas que han tomado respecto de sus políticas.
Todo lo que conviene a favor de las autoridades de gobierno vale, pero aquellas que la oposición tiende a críticas de debate, son para este un factor de intolerancia, que radica en la soberbia y el afán contestatario de producir en la población un sentido negativo hacia aquellos que no comparten con la política de gobierno.
La forma sucia de hacer campaña es una muestra de la incapacidad intelectual y cultural de hacer política, por ende se trata de difamar al oponente.
Quizá si la población no toma en cuenta como lo hace la Capital Federal, los resultados de las elecciones no le serían tan favorables en las encuestas y sería llegar a un grado de equidad democrática, para que el gobierno tenga la oposición mayoritaria en el Congreso, a los efectos de que el control de la nación entre en la equidad política que debe tener.
Cuando el silencio del gobierno hacia la oposición al cual no le interesa escuchar, es cuando la democracia se hace endeble y falaz.
Cuando la soberbia impera en la política esta se hace ignorante y cuando no se debate con los opositores esta se hace hegemónica y faccista.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 28 de abril de 2007.
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