Por: Mario Luis Pennella
La visita de los políticos a Irán, pueden tener su razón de ser o no, pero la de un sacerdote es inadmisible.
Creo que ante un gobierno como el iraní que ha negado el holocausto del nazismo, no hay atenuante posible para que un sacerdote de la Iglesia Católica, acompañe a políticos, no voy a entrar a cuestionar a estos últimos por cuanto tienen sus ideologías afines etc.
Pero en cuanto al miembro de la Iglesia, si ,me parece hasta descabellado su accionar al respeto, ya que si bien la Iglesia puede participar y tener opiniones con respecto de lo social y las acciones sociales que constituyen el marco de la convivencia de los individuos en el espíritu de la fe y la convivencia democrática, de ningún modo puede tomar partido, en donde el gobierno de un país extranjero, tiene opiniones respecto de la persecución judía en la época de la Segunda Guerra Mundial, tan dispares, las cuales hiere profundamente el sentimiento de aquella religión, por cuanto bien es sabido de la matanza indiscriminada de millones de seres humanos, en la más cruenta y sanguinaria persecución de estos por su condición de judíos, por el gobierno nazi de entonces, y que el gobierno de Irán pone en duda.
En el marco en que las religiones tienden a estrechar vínculos de amistad y trabajo en conjunto hacia mitigar el hambre de los desposeídos, como el acercamiento a una paz entre diferentes religiones, este señor ministro religioso peca con un desatino, que molesta a la colectividad judía, más aún cuando nuestro gobierno ha solicitado la extradición de individuos iraníes pertenecientes al otrora gobierno en que supuestamente habrían haber tenido que ver, con los atentados perpetrados a la Obra Social judía A.M.I.A.
Creo que un clérigo no puede estar mezclado en políticas internacionales que no le competen en absoluto, ya que su misión es la de ejercer su sacerdocio al servicio de sus fieles, y en su lugar de trabajo. La Iglesia.
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