Por: Mario Luis Pennella
Considerando la política argentina y la población al respecto, vemos que una mayoría de ella, se adviene a preocuparse hasta en forma desmedida por el deporte del fútbol, sin interesarle más las problemáticas sociales que suceden en la nación.
Vemos a muchos políticos estar afín a los clubes de este deporte, y más allá dándoles una inusitada importancia a la evolución que este tiene, y no hacer lo mismo con las responsabilidades que tiene como político elegido por los votantes ciudadanos que lo llevaron a ejercer el cargo, para realizar otras promesas que no eran precisamente las del fútbol.
También siguiendo en este mismo sentido, vemos a una población de gran cantidad de ciudadanos, estar muy preocupados por los resultados del juego de quienes son simpatizantes y contrariamente no tanto con respecto de los acuciantes temas sociales, hoy todavía críticos, que atraviesa una gran masa de argentinos, quienes siguen viviendo en la intranquilidad de la indignidad, de la inseguridad y otros relevantes temas que aún siguen pendientes, y que por otra parte son de una incuestionable seriedad, que deberían ser causas a tomar con todo el empuje no solo de la dirigencia política, sino de la sociedad toda.
Es hoy inadmisible en un país que pretende considerarse serio en sus culturas, considerar los padres en pretender que sus hijos jueguen fútbol antes que estudiar, por cuanto la educación está completamente retrasada en todos sus niveles intelectuales como también en sus niveles remunerativos, comparados con este deporte ni hablemos, ya que un jugaddor sin estudio siquiera puede ser millonario, pero difícilmente sean quienes han cursado una facultad, las diferencias culturales al respecto de esta paradoja es abismal, mientras un jugador de fútbol se enriquece sitemáticamente, un profesional de salud por ejemplo y que hace una extraordinaria cirugía, salvando una vida, es un esclavo de su magro salario.
Pero el fútbol ha traído en el desahogo dominguero de las penurias de la crisis, otros elementos muy lamentables por cierto, en donde para desgracia los hechos de violencia llegan muchas veces a extremos lamentables. Las lamentaciones de estos hechos, han sido causa también de abrir muchos debates al respecto y también en cuanto a las políticas de seguridad social, pero nunca se han llegado no solo a erradicarlos sino a no tomar decisiones ciertas que mejoren estas circunstancias desagradables.
El fútbol parece ser que es un jugoso negocio para muchos, y para los clubes en cuestión, pero no para realizar uno de los principales arreglos en las comodidades de quienes pagan una entrada, y hacer que todo el mundo vea el espectáculo sentado, como lo hacen en los países de Europa, y en que los ingleses por ejemplo, erradicaron la violencia, con gente preparada de seguridad, quienes no permiten que estos cometan desmanes, ante la iracundia que puede producirle un tanto en contra de su equipo, una mala jugada o una mala interpretación del árbitro del encuentro. Quienes tienen hoy la responsabilidad de la diregencia del fútbol, no acuerdadn soluciones al respecto de la violencia, sino que solo miran las divisas que ingresan por los negocios que manejan, tampoco en muchos casos pagan los impuestos tributarios correspondientes a sus operaciones comerciales, es decir se tendría que privatizarlos como corresponde y no seguir el Estado siendo una suerte de aprovechameinto para la política, o para subsidiarlos, ante las irresponsabilidades que ameritan estos clubes que son entidades sin fines de lucro con personerías jurídicas, donde se autoprotegen de las responsabilidades mayores hacia afuera, haciendo algunas fundaciones de orden institucional hacia adentro.
Creo sinceramente que para entrar en el marco de engrandecer nuestra nación, no es precisamente evolucionando el fútbol, sino evolucionando la dignidad humana y desarrollando educación, fuente de energía para consolidar un país pujante y en serio.
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