Por: MARIO LUIS PENNELLA
Del libro "La Grandeza Argentina, del año 1982, de Carlos Garcìa Martìnez.
Los peronistas más genuinos sienten que no son un partido político, título que en el fondo rechazan de plano. Constituyen un movimiento, son creadores y partícipes de algo así como una cruzada redentora cuyos objetivos más gloriosos están simbolizados en las tres grandilocuentes frases que forman el alma de su ideario político: Soberanía Política, Independencia Económica, Justicia Social.
Este alto voltaje emocional, que es característico de los fenómenos políticos de aspiración redentora, no tiene punto de comparación alguna con el frío, escéptico y civilizado liberalismo político. Aspira con toda su energía hacia la unificación total de los espíritus en un solo haz, hacia la aniquilación de aquellos que se oponen considerándolos como enemigos y traidores a la Nación y hacia la completa utilización de todos los recursos del Estado al servicio de metas políticas que califican de trascendentes.
Esta absoluta oposición entre el peronismo y sus contrincantes, lo ponía en la disyuntiva de vencer a sus enemigos por la fuerza, o arriesgarse a que éstos lo voltearan, porque a los ojos de ellos el peronismo se había convertido en una negación sistemática de toda la filosofía de la Constitución, y en una afirmación sistemática de todo lo que ella ordenaba.
Hubo un ingrediente de enorme importancia para precipitar al peronismo hacia el gobierno sectario, no ya en lo político sino en lo social, y fue la inmensa preponderancia del sindicalismo en su seno.
Para ser veraces con la genuina idiosincrasia de las fuerzas actuantes dentro del inmenso abanico que es el Movimiento Peronista, cabe afirmar que si por su concepción política el peronismo es fascista, por su práctica de gobierno fue eminentemente sindicalista.
El sindicalismo es progresista filosófico, partidario del empleo del poder sindical para ir arrancando progresivas concesiones a la burguesía, propugnador instintivo del “ablandamiento” del Estado como paso previo para imponerle sus condiciones e ir “parcializándolo” a favor de las pretensiones sindicales.
Contradiría su propio designio y su propia razón de ser, si aceptase algún tipo de disciplina o contención económica a imponer a sus asalariados. Sus propias tesis lo conducen a presionar por fuertes gastos del Estado, grandes aumentos de salarios, créditos abundantes, etc. acompañados de medidas de represión y expropiación a los propietarios. Es enemigo casi nato, antológico, de la propiedad y también del agro. Por ser la más poderosa base de sustentación del poder político del peronismo, terminó por engullirse casi desde un comienzo al fascismo político que tenía como doctrina el Estado.
Así como la oligarquía coloca al Estado a merced de los ricos, así el sindicalismo lo pone a disposición de los gremios más potentes, más numerosos, más combativos. Es otra oligarquía con rostro diferente.
Esta presión de los elementos sindicales dentro del peronismo corrompió totalmente el carácter fascista del peronismo, lo desnaturalizó, y en contra de uno de sus principios básicos, lo empujó por la pendiente de una demagogia gigantesca que constituye una de las notables causas de su deterioro.
Hace más de 2.000 años Aristóteles ya diagnosticó con perfecta claridad sobre la causa de las revoluciones en las democracias, sirviéndose de casos históricos que habían ocurrido innumerables veces en épocas muy remotas y anteriores a las que él había vivido. Por eso, señala: “En la democracia las revoluciones nacen principalmente del carácter turbulento de las demagogias. Con relación a los particulares, los demagogos con sus perpetuas denuncias obligan a los mismo ricos a reunirse para conspirar, porque el común peligro aproxima a los que son más enemigos. Fácil es convencerse de que esto ha tenido lugar mil veces”
La combinación de soberbia, fascismo político y demagogia social, fue explosiva y trágica para el peronismo
Queda claramente evidenciado que el mismo es un "movimiento" y no como muchos lo expresan conceptualmente mal, como partido político.
La juventud que no ha leído este libro que expresa en forma clara y explícita que es el peronismo, comete el graso error de no entender legítimamente lo que acompañan políticamente, por ello a veces, hoy quienes peinamos canas, escuchamos las contradicciones y paradojas de lo que ellos expresan equivocadamente.
Además la realidad nos muestra que los 90 con el menimismo liberal, y el hoy continuismo apodada "progresismo" es exactamente en sus conceptos de la idea filosófica totalmente y diametralmente contraria, a la creación conceptual y filosófica, de que emanara de Juan Domingo Perón y Eva Duarte de Perón (Evita), por ende en el mismo sentido marchan las desaveniencias estructurales de lo que representan en la actualidad, el gobierno y la opsoición del llamado peronismo disidente.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 14 de setiembre de 2010. BICENTENARIO
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