Por: Mario Luis Pennella
Es ya intolerable la inseguridad reinante en la Capital Federal como en el cono urbano bonaerense.
Pareciera que las vacaciones han acrecentado aún más la inseguridad, y a su vez la inacción hace lo propio, ya que no se han tomado medidas tendientes a reducirla con antelación y tampoco lo hacen ya en pleno auge, producto del tiempo estival.
La inseguridad sigue siendo sin ningún lugar a dudas, una de las causas más dolorosas en la cotidiana vida de los vecinos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como aquellos que residen en el gran Buenos Aires.
Siendo estas zonas asoladas por la delincuencia, como un común denominador preponderante y preocupanate.
Se ha hablado desde el gobierno muchas veces de aplicar medidas, principalmente cuando muchos de los casos han sido resonantes, pero vemos que hasta ahora no han dado resultados positivos, no solo por la obviedad en que han sido tomados, sino también por no querer poner en práctica, quizá medidas que para el cariz político que tiene este gobierno, no les convenga a sus políticas de inseguridad, ya que la población en general como los opositores, buscan medidas de acción mucho más severas, lo que no quiere decir sobrepasar la justicia, sino hacerla cumplir con todo el rigor y no atenuarlas con "chicanas jurídicas" que conllevan a devolver a la sociedad a delincuentes peligrosos, que continuarán cometiendo delitos de perversidad que conmueven por su grado de criminalidad.
La delincuencia criminal debe ser reprimida de acuerdo a las leyes, pero de ninguna manera a la reiteración en los delitos, sostener posturas de benevolencia para aquel delincuente que sigue cometiendo delitos, por cuanto ha quedado demostrado en muchísimos casos que la reincidencia, han traído nuevas víctimas, las cuales podrían haberse evitado del accionar de estos criminales, de haber cumplido con el período de prisión que le correspondiere.
La llamada mano dura no debe ser aplicada en el accionar de los auxiliares de la justicia, sino en quienes deben aplicar las leyes en cuestión, y hoy lamentamos a que muchos jueces toman decisiones en su juzgamiento, donde son proclives a sancionar con sentencias leves a creiminales violentos y reiterativos en el delito criminal.
Es también de vieja data en el Congreso Nacional, la restructuración de los Códigos Penales, donde siempre pareciera, que los legisladores al legislar leyes en este sentido, defendieran al delincuente quizá por el temor político en desmedro de la ciudadanía, que luego soporta los errores de la justicia no justa.
Es tiempo ante esta avanzada en los delitos que se producen, en la cotidiana vida de la Argentina, que las autoridades pertinentes, busquen solucionar con la prioridad que amerita, este transcedente como doloroso tema de la inseguridad, la cual es ya sumamente intolerable.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 29 de enero de 2006.
29.1.07
20.1.07
EN LA CAPITAL FEDERAL, SE ACRECIENTA LA INDIGNIDAD HUMANA
Por: Mario Luis Pennella
Es tan lamentable como notorio el incremento de las villas en la Capital Federal, de manera tal que no solo se ve la extensión que ha tomado la villa 31 sobre el ferrocarril Mitre, sino además sobre el ferrocarril San Martín en la zona de la Paternal.
Este fenómeno es permisible por la política del gobierno nacional como del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dado que en él se persiste en un año electoral, a tener de rehenes a desiguales prontos a satisfacer votos, a cambio de mejoras que nunca llegarán, y que de ser verdaderas, estas son de una bajeza política, por cuanto someter a esta población de pobres a los extremos de perder vidas de inocentes, los cuales vien a orillas de la vías del tren, y que han causado ya víctimas lamentables de niños, es una ignominiosa y pérfida medida.
Esta cantidad, hoy extendida de desiguales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no solo conmueve por sus estructuras sociales de máxima indgencia como ignorancia, sino aún más por la indiferencia de quienes tienen que poner coto a esta desigualdad social, lo cual también tiene la intromisión de delincuentes que al acecho, promueven delitos de todo tipo, como drogadición, robos y en la promiscuidad violaciones, que atentan de sobremanera la falta de los derechos a los niños, los derechos humanos etc.
Es inadmisible ver a estos desiguales, quienes la mayoría vive de la recolección de cartones en la vía pública, y que ya también este negocio, se va acercando a la consolidación de una mafia en potencia. (ver editorial sobre el ataque a la custodia del recaudador de la pcia. de Buenos Aires).
Estas familias viven en la más dramática e indignante situación de la pobreza extrema, con un hacinamiento extremo, el cual es una terrible contradicción de vivir en el país de los alimentos, como lo es la Argentina.
La política argentina en general, ya no hablo de la estatal sino de toda la política argentina, nos produce una verguenza ajena, ante la falta de solidaridad y proyectos para sumar a esta masa de desiguales en trabajadores con salarios dignos y con planificaciones de viviendas dignas, que solventen en préstamos a largo plazo, resolviendo los derechos de los niños para que tengan la educación y la salud como corresponde a un estado de derecho humano.
La desidia política, enfrascada en anhelos de poder por el poder, ha llegado a estos extremos de deshumanización del individuo, tomados como una "cosa" para sus provechos personales y no para satisfacer los derechos humanos que tienen como tales, es improcedente la falta de medidas que hacen de estos individuos, la intolerable incomprensión que tienen hacia el prójimo desigual, este hoy abandonado a una suerte de falencias tales, que la salud y la educación de sus proles serán los crónicos enfermos e ignorantes del futuro, sin contar los que seguirán muriendo o víctimas de los accidentes que les causará el tren, que tan solo pasa a un escaso metro de sus precarias viviendas.
En poco tiempo nos pareceremos a lo que acontence en Brasil en sus favelas, y eso no significa una sana experiencia a llevar, sino a tomar conciencia la sociedad toda, para tomar las medidas pertinentes y que lleven a erradicar las villas, no solo aquellas emplazadas en la Capital federal, sino en toda la extensión de esta Argentina, ya que nos sobra territorio y alimentos, solo falta decisiones políticas a tal fin.
Es hora que los políticos todos de cualquier signo y la sociedad toda, comencemos a fijarnos metas en donde la desigualdad social sea corregida de estos extremos, los cuales solo existen por la convicción política que existan y no porque en la Argentina deban existir en su condición de país pobre, Argentina es un país rico y de futuro mucho más rico aún, no escuchemos la política "quejosa" que no se puede, ello es una burda falacia, igual que la que propone esta democracia desigual.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 20 de enero de 2007.
Es tan lamentable como notorio el incremento de las villas en la Capital Federal, de manera tal que no solo se ve la extensión que ha tomado la villa 31 sobre el ferrocarril Mitre, sino además sobre el ferrocarril San Martín en la zona de la Paternal.
Este fenómeno es permisible por la política del gobierno nacional como del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dado que en él se persiste en un año electoral, a tener de rehenes a desiguales prontos a satisfacer votos, a cambio de mejoras que nunca llegarán, y que de ser verdaderas, estas son de una bajeza política, por cuanto someter a esta población de pobres a los extremos de perder vidas de inocentes, los cuales vien a orillas de la vías del tren, y que han causado ya víctimas lamentables de niños, es una ignominiosa y pérfida medida.
Esta cantidad, hoy extendida de desiguales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no solo conmueve por sus estructuras sociales de máxima indgencia como ignorancia, sino aún más por la indiferencia de quienes tienen que poner coto a esta desigualdad social, lo cual también tiene la intromisión de delincuentes que al acecho, promueven delitos de todo tipo, como drogadición, robos y en la promiscuidad violaciones, que atentan de sobremanera la falta de los derechos a los niños, los derechos humanos etc.
Es inadmisible ver a estos desiguales, quienes la mayoría vive de la recolección de cartones en la vía pública, y que ya también este negocio, se va acercando a la consolidación de una mafia en potencia. (ver editorial sobre el ataque a la custodia del recaudador de la pcia. de Buenos Aires).
Estas familias viven en la más dramática e indignante situación de la pobreza extrema, con un hacinamiento extremo, el cual es una terrible contradicción de vivir en el país de los alimentos, como lo es la Argentina.
La política argentina en general, ya no hablo de la estatal sino de toda la política argentina, nos produce una verguenza ajena, ante la falta de solidaridad y proyectos para sumar a esta masa de desiguales en trabajadores con salarios dignos y con planificaciones de viviendas dignas, que solventen en préstamos a largo plazo, resolviendo los derechos de los niños para que tengan la educación y la salud como corresponde a un estado de derecho humano.
La desidia política, enfrascada en anhelos de poder por el poder, ha llegado a estos extremos de deshumanización del individuo, tomados como una "cosa" para sus provechos personales y no para satisfacer los derechos humanos que tienen como tales, es improcedente la falta de medidas que hacen de estos individuos, la intolerable incomprensión que tienen hacia el prójimo desigual, este hoy abandonado a una suerte de falencias tales, que la salud y la educación de sus proles serán los crónicos enfermos e ignorantes del futuro, sin contar los que seguirán muriendo o víctimas de los accidentes que les causará el tren, que tan solo pasa a un escaso metro de sus precarias viviendas.
En poco tiempo nos pareceremos a lo que acontence en Brasil en sus favelas, y eso no significa una sana experiencia a llevar, sino a tomar conciencia la sociedad toda, para tomar las medidas pertinentes y que lleven a erradicar las villas, no solo aquellas emplazadas en la Capital federal, sino en toda la extensión de esta Argentina, ya que nos sobra territorio y alimentos, solo falta decisiones políticas a tal fin.
Es hora que los políticos todos de cualquier signo y la sociedad toda, comencemos a fijarnos metas en donde la desigualdad social sea corregida de estos extremos, los cuales solo existen por la convicción política que existan y no porque en la Argentina deban existir en su condición de país pobre, Argentina es un país rico y de futuro mucho más rico aún, no escuchemos la política "quejosa" que no se puede, ello es una burda falacia, igual que la que propone esta democracia desigual.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 20 de enero de 2007.
11.1.07
HACERSE LA DIARIA A COSTA DE LOS DESIGUALES
HACERSE LA DIARIA A COSTA DE LOS DESIGUALES
Por: Mario Luis Pennella
En la Argentina lamentablemente todavía quedan individuos profesionales que se hacen la diaria a costa de los desiguales.Si bien la profesión de los universitarios es digna de un buen arancel, el abuso en cuanto a no haber especificado un arancel oficial, hace de estos que se alimenten de los beneficios que otorgara el gobierno, a todos aquellos que han accedido a la jubilación de la ley que permitiera jubilarse a todos aquellos, que no habiendo aportado nunca, lo pudieran hacer, bien para este fin la gran mayoría ha requerido de un profesional, para dar cumplimiento a su derecho.El caso que me preocupa es que como los aranceles de estos profesionales no están estipulados oficialmente, cada uno ha hecho de él su fin ganancial, no pretendo que trabajen gratuitamente, pero hubo algunos que han sobrepasado su ética haciendo del mismo un negocio brillante.Cuando uno ha consultado, ¿Cúanto te cobra tu abogado? en este trabajo que persigue este editorial, se encuentra con aranceles acordes y además éticos, ya que en su mayoría es de dos cuotas del haber a cobrar, es decir que rondaría en $940.- o $1.120.- aproximadamente, pero hubo otros que no se contentaron con ese pago, y como abogados de palabreríos fáciles y "envolventes de entender", llegado el momento de cobrar se extendieron a $1500.-Me parece que aunque todo sea legal ya que como comento el gobierno no previó arancelar el pago hacia los profesionales, estos que se han hecho la diaria, a costa de la mayoría de gente humilde, han faltado a la ética, considerando que aquellos que han cobrado el retroactivo simplemente les sirvió para el pago en cuestión, a estos gestores, pero aquellos que no lo percibieron por cuanto el trámite salió rápido, tendrán que amortizarlo con la escasa jubilación que percibirán.Además cuando comento lo de "envolvente" es cuando en la confianza del cliente no del profesional, (ya que este actúa a sabiendas) todo es de palabra y a esta se la lleva el viento, de tal manera, que cuando paga no es lo que escuchó aquella vez que le contrató, sino la del "doctor" que lo "envolvió".Lo triste es que se engaña a gente inocente, y muchos profesionales nuevos en este derecho previsional, no sabían nada, ya que se fueron haciendo de "ojito" cometiendo torpezas de gestión que perjudicaron a muchos futuros jubilados de esta ley de la "jubilación del ama de casa" siendo lamentable que el que paga es justamente el desigual, aquel que no tiene, y que ni siquiera tiene la revancha de ganar dinero extra, por cuanto ya en la Argentina es viejo.De aquí en más le pido al gobierno, que los componentes del Congreso de la Nación acuerden leyes arancelarias oficiales, para que todos los desiguales sean tratados sin que sean engañados en su fe, y puedan defenderse de aquellos aprovechadores que gestionan profesionalmente, asuntos donde el derecho previsional sigue siendo un lucro para los vivos y no una ética, una desilución más para aquel que se jubila, y no una alegría del momento de su vida.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 10 de enero de 2007.
posted by mario luis pennella at 12:33 PM 0 comments
Por: Mario Luis Pennella
En la Argentina lamentablemente todavía quedan individuos profesionales que se hacen la diaria a costa de los desiguales.Si bien la profesión de los universitarios es digna de un buen arancel, el abuso en cuanto a no haber especificado un arancel oficial, hace de estos que se alimenten de los beneficios que otorgara el gobierno, a todos aquellos que han accedido a la jubilación de la ley que permitiera jubilarse a todos aquellos, que no habiendo aportado nunca, lo pudieran hacer, bien para este fin la gran mayoría ha requerido de un profesional, para dar cumplimiento a su derecho.El caso que me preocupa es que como los aranceles de estos profesionales no están estipulados oficialmente, cada uno ha hecho de él su fin ganancial, no pretendo que trabajen gratuitamente, pero hubo algunos que han sobrepasado su ética haciendo del mismo un negocio brillante.Cuando uno ha consultado, ¿Cúanto te cobra tu abogado? en este trabajo que persigue este editorial, se encuentra con aranceles acordes y además éticos, ya que en su mayoría es de dos cuotas del haber a cobrar, es decir que rondaría en $940.- o $1.120.- aproximadamente, pero hubo otros que no se contentaron con ese pago, y como abogados de palabreríos fáciles y "envolventes de entender", llegado el momento de cobrar se extendieron a $1500.-Me parece que aunque todo sea legal ya que como comento el gobierno no previó arancelar el pago hacia los profesionales, estos que se han hecho la diaria, a costa de la mayoría de gente humilde, han faltado a la ética, considerando que aquellos que han cobrado el retroactivo simplemente les sirvió para el pago en cuestión, a estos gestores, pero aquellos que no lo percibieron por cuanto el trámite salió rápido, tendrán que amortizarlo con la escasa jubilación que percibirán.Además cuando comento lo de "envolvente" es cuando en la confianza del cliente no del profesional, (ya que este actúa a sabiendas) todo es de palabra y a esta se la lleva el viento, de tal manera, que cuando paga no es lo que escuchó aquella vez que le contrató, sino la del "doctor" que lo "envolvió".Lo triste es que se engaña a gente inocente, y muchos profesionales nuevos en este derecho previsional, no sabían nada, ya que se fueron haciendo de "ojito" cometiendo torpezas de gestión que perjudicaron a muchos futuros jubilados de esta ley de la "jubilación del ama de casa" siendo lamentable que el que paga es justamente el desigual, aquel que no tiene, y que ni siquiera tiene la revancha de ganar dinero extra, por cuanto ya en la Argentina es viejo.De aquí en más le pido al gobierno, que los componentes del Congreso de la Nación acuerden leyes arancelarias oficiales, para que todos los desiguales sean tratados sin que sean engañados en su fe, y puedan defenderse de aquellos aprovechadores que gestionan profesionalmente, asuntos donde el derecho previsional sigue siendo un lucro para los vivos y no una ética, una desilución más para aquel que se jubila, y no una alegría del momento de su vida.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 10 de enero de 2007.
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10.1.07
I.N.D.E.C. Y SUPUESTAS MENTIRAS
Por: Mario Luis Pennella
Vemos la apreciación de los números del INDEC, y digo apreciación y no determinación de los mismos, por cuanto son una burda irrealidad.
Determinar los valores sobre la inflacción del 2006 en un 9,8% no es más que un dibujo, a los efectos que no sobrepase el dígito inflaccionario, que previamente había acordado la política económica del gobierno.
Pero para cualquier argentino, sin tener necesidad de haber cursado una universidad de economía, sabe que su realidad es notoriamente distinta de lo que dicen esos núneros, ya que el porcentual de sus bolsillos a desembolsar en lo que que fuera el año 2006, está por encima de esas cifras.
Hoy día en un mundo globalizado, y en que las informaciones son una constante de difusión, es difícil que una población como la argentina, no se encuentre al tanto de la política económica y sus prácticas que tiendan a consolidar una estabilización de precios, para que no se desborde en una inflacción mayor a la pretendida.
Es así que todos saben que las resultantes de precios convenidos por el gobierno, como las medidas tomadas con el sector agrícola, han determinado procesos contrarios a soluciones, ya que no se conciben para un tratamiento serio de la política económica. La resultante se ha visto favorecida en una efímera situación positiva, luego rápidamente volvió a los cauces naturales, que marcan las políticas económicas en ese sentido, siendo la negatividad de mantener seriamente procesos no inflaccionarios, por cuanto se conocen desde tiempos inmemoriales que condicionar precios no produce cambios, que debiliten estos porcesos de inflacción.
El INDEC marca sensiblemente una propaganda económica en pos del gobierno, pero la realidad es otra.
Las conveniencias de una economía no deben traducirse a especulaciones políticas, o caprichos soberbios, sino consensuando la situación actual y real de la población, y en materia de subsidiar, se debe predeterminar las verdaderas necesidades de urgencia, aquellas que debe asumir un gobierno con respecto de un pueblo en porcentajes de desigualdad, con brechas muy abiertas y grandes respecto de los que más tienen, aunque beneficien a estos últimos en ganancias, pero a la postre también benefice a la Argentina, en el ingreso de divisas genuinas, resumiendo, hoy la Argenitna y países similares, que constituyen la industria alimentaria, están en una situación de privilegio, por ende es necesario asumir responabidades que redunden en resultados positivos en ambos aspectos, por un lado seguir con los valores del mercado exportador a nivel dólar, y por el otro subsidiando el mercado interno, es ese un sentido común y correcto en economía, pero de ninguna manera establecer precios prefijados por decisiones políticas, estos nunca llegan a buen recaudo, siempre se escapan prontamente del cometido, y producen inflacción que sobrepasan los porcentajes que se presumen.
Estamos en un año electoral, y sabemos que en materia económica en este principio de año comenzará un proceso inflaccionario, llegado ya los aumentos salariales prefijados, los consabidos aumentos de la enseñanza privada etc.etc.etc.
Todo ello seguirá afectando a una masa de población desigual que constituye un número importantísimo desde ya, y que de no tomar medidas serias en materia económica que tiendan a aliviar la pobreza social, aumentarán irremediablemente la cantidad de desiguales de Argentina, por cuanto el desborde inflaccionario siempre castiga a los que menos tienen.
Vemos que mientras la macroeconomía sigue con positivo aliento, no redunda en igual forma en la sociedad de los desiguales, siendo para esta por el contrario un desaliento, si tomamos los valores en que se consideran sus empobrecidos salarios, y el supuesto y voluntarioso, como hasta obsesivo intento de satifascer que es bueno para una familia tipo vivir con menos de $900.- mensuales (un matrimonio con dos hijos) mientras tanto los iguales crecen en valores sumamente prominentes, los cuales acrecientan la brecha entre ricos y pobres.
Decía que estamos en un año electoral, con intrascendencia de la población en cuanto a los políticos, ya que aunque a estos mucho no les importe hoy, el pueblo está cansado de sus mentiras, sus discursos de barricadas, y mucho más de sus vanas promesas que no se cumplen nunca, más aún cuando el espectro político argentino, es un común denominador de mismos nombres desde el inicio de la demcoracia en 1983 y que no ve un cambio sustantivo en ellos, sino muy por el contrario los ve como siempre, en su conveniente poltrona, que lo cobija en la coyuntura de políticos eternos.
Esa es la razón en que un pueblo lamentablemnte ha perdido la credibilidad de la política, ya que sus hombres pertenecientes a distintos partidos, han dado una muestra acabada de lo que es la corrupción política en la Argentina.
Volvamos argentinos a tener fe en que un día esta falaz democracia se torne más equitativa y menos corrupta, para poder ver realmente una esperanza de cierta libertad y dignidad.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, miércoles 10 de enero de 2007
Vemos la apreciación de los números del INDEC, y digo apreciación y no determinación de los mismos, por cuanto son una burda irrealidad.
Determinar los valores sobre la inflacción del 2006 en un 9,8% no es más que un dibujo, a los efectos que no sobrepase el dígito inflaccionario, que previamente había acordado la política económica del gobierno.
Pero para cualquier argentino, sin tener necesidad de haber cursado una universidad de economía, sabe que su realidad es notoriamente distinta de lo que dicen esos núneros, ya que el porcentual de sus bolsillos a desembolsar en lo que que fuera el año 2006, está por encima de esas cifras.
Hoy día en un mundo globalizado, y en que las informaciones son una constante de difusión, es difícil que una población como la argentina, no se encuentre al tanto de la política económica y sus prácticas que tiendan a consolidar una estabilización de precios, para que no se desborde en una inflacción mayor a la pretendida.
Es así que todos saben que las resultantes de precios convenidos por el gobierno, como las medidas tomadas con el sector agrícola, han determinado procesos contrarios a soluciones, ya que no se conciben para un tratamiento serio de la política económica. La resultante se ha visto favorecida en una efímera situación positiva, luego rápidamente volvió a los cauces naturales, que marcan las políticas económicas en ese sentido, siendo la negatividad de mantener seriamente procesos no inflaccionarios, por cuanto se conocen desde tiempos inmemoriales que condicionar precios no produce cambios, que debiliten estos porcesos de inflacción.
El INDEC marca sensiblemente una propaganda económica en pos del gobierno, pero la realidad es otra.
Las conveniencias de una economía no deben traducirse a especulaciones políticas, o caprichos soberbios, sino consensuando la situación actual y real de la población, y en materia de subsidiar, se debe predeterminar las verdaderas necesidades de urgencia, aquellas que debe asumir un gobierno con respecto de un pueblo en porcentajes de desigualdad, con brechas muy abiertas y grandes respecto de los que más tienen, aunque beneficien a estos últimos en ganancias, pero a la postre también benefice a la Argentina, en el ingreso de divisas genuinas, resumiendo, hoy la Argenitna y países similares, que constituyen la industria alimentaria, están en una situación de privilegio, por ende es necesario asumir responabidades que redunden en resultados positivos en ambos aspectos, por un lado seguir con los valores del mercado exportador a nivel dólar, y por el otro subsidiando el mercado interno, es ese un sentido común y correcto en economía, pero de ninguna manera establecer precios prefijados por decisiones políticas, estos nunca llegan a buen recaudo, siempre se escapan prontamente del cometido, y producen inflacción que sobrepasan los porcentajes que se presumen.
Estamos en un año electoral, y sabemos que en materia económica en este principio de año comenzará un proceso inflaccionario, llegado ya los aumentos salariales prefijados, los consabidos aumentos de la enseñanza privada etc.etc.etc.
Todo ello seguirá afectando a una masa de población desigual que constituye un número importantísimo desde ya, y que de no tomar medidas serias en materia económica que tiendan a aliviar la pobreza social, aumentarán irremediablemente la cantidad de desiguales de Argentina, por cuanto el desborde inflaccionario siempre castiga a los que menos tienen.
Vemos que mientras la macroeconomía sigue con positivo aliento, no redunda en igual forma en la sociedad de los desiguales, siendo para esta por el contrario un desaliento, si tomamos los valores en que se consideran sus empobrecidos salarios, y el supuesto y voluntarioso, como hasta obsesivo intento de satifascer que es bueno para una familia tipo vivir con menos de $900.- mensuales (un matrimonio con dos hijos) mientras tanto los iguales crecen en valores sumamente prominentes, los cuales acrecientan la brecha entre ricos y pobres.
Decía que estamos en un año electoral, con intrascendencia de la población en cuanto a los políticos, ya que aunque a estos mucho no les importe hoy, el pueblo está cansado de sus mentiras, sus discursos de barricadas, y mucho más de sus vanas promesas que no se cumplen nunca, más aún cuando el espectro político argentino, es un común denominador de mismos nombres desde el inicio de la demcoracia en 1983 y que no ve un cambio sustantivo en ellos, sino muy por el contrario los ve como siempre, en su conveniente poltrona, que lo cobija en la coyuntura de políticos eternos.
Esa es la razón en que un pueblo lamentablemnte ha perdido la credibilidad de la política, ya que sus hombres pertenecientes a distintos partidos, han dado una muestra acabada de lo que es la corrupción política en la Argentina.
Volvamos argentinos a tener fe en que un día esta falaz democracia se torne más equitativa y menos corrupta, para poder ver realmente una esperanza de cierta libertad y dignidad.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, miércoles 10 de enero de 2007
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