11.8.06

LA INSEGURIDAD Y EL GOBIERNO

Por: Mario Luis Pennella

En estos días el Sr. Presidente de la Nación le hizo un llamado de atención a los ministros del Interior y de Seguridad de la Pcia. de Buenos Aires, al respecto de la inseguridad.
Lo cual prueba que no es un tema menor, y que realmente la sociedad reclama, con claros visos de la realidad actual al respecto de los sucesivos hechos de violencia delictiva, quienes azotan a diario, y ponen a la sociedad en su conjunto en un constante alerta, pero a la vez en una desilución, por cuanto no se toman medidas que comiencen a fortalecer un ámbito de sosiego a este flagelo desatado de la delincuencia.

El Sr. Ministro del Interior, toma el caso del reclamo de la sociedad, minimizando los contenidos veraces y aún muy delicados de hechos delictivos que de por sí son intolerables, principalmente aquellos que tienden a ser hechos con golpes a los ancianos sin piedad, como aquellos otros en que la fuerza de las armas constituyen una amenaza social significativa con sus correspondientes problemáticas traumáticas en personas que trabajan honestamente, y que se ven desbordadas por estos hechos aberrantes y en algunos casos con fatales resultados a sus víctimas.

Es también notorio el querer por parte del gobierno, tomar esto como una consecuencia política, lo será quizá en sus apreciaciones, pero la realidad de la sociedad siente otro aspecto, el cual no es precisamente el político, sino el miedo de ser una vícitma más, cada vez que sale a la calle o llega a una hora nocturna a su domicilio, donde acechan estos delincuentes, que pareciera que tienen la absoluta convicción de sus maniobras delictivas, no solo amparadas por la noche sino también por verse amparados por la liberación de la zona de efectivos que guarden la seguridad.

En cuanto a la leyes que proclaman de mayor dureza, es una obviedad que así deben ser, es inadmisible que individuos delincuentes con causas de absoluta gravedad, como homicidios reiterados y violaciones, queden en procesos de libertad condiocionadas a su buena conducta etc. cuando estos luego de ser sentenciados deben cumplir a pie juntillas las penas impuestas, ya que los crímenes que cometieron no pueden ser perdonados bajo estas circunstancias, quienes han delinquido deben cumplir con sus penas, para eso están para cumpliralas, sino las leyes no se ajustan a derecho. También es cierto que la monotonía de las cárceles deben ser cambiadas, y los detenidos deben tener actividad, por ello deben trabajar obigatoriamente, con salvedad de aquellos que deben cumplir sus penas ante la gravedad de los hechos delictivos cometidos, en cárceles de máxima seguridad, donde se les debe prestar una atención más rígida a la seguridad para que no huyan del lugar donde cumplen sus penas.

No es haciendo leyes blandas ni duras como se hace justicia, sino empleando leyes que se ajusten a derecho y sean cumplidas como corresponde, no con las contemplaciones innecesarias que muchos jueces hacen estos "beneficios" los cuales no corresponden, por cuanto toda aquel que ha cometido un acto delictivo debe purgar su pena de acuerdo a la sentencia estipulada, para ello está presente la ley y el consabido debate en el juzgado correspondiente cuando se le juzga, quizá también sea necesario emplear el jurado en el futuro, un jurado por personas comunes, que representen a la sociedad, para que la efectivización de la ley sea más equitativa y se ajuste aún más a derecho.

Por último la inseguridad debe ser tratado con la máxima seriedad por el gobierno ya que es un problema de estado sin discusión, la delincuencia debe ser controlada, perseguida y puesta en su punto legal como corresponde, no es la sociedad quien debe tomar medidas, si ayudar a combatirla, pero por sobre todo es el estado quien debe actuar con la premura que amerita esta realidad, la inseguridad.

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