Por: Mario Luis Pennella
Continuando con esta vergonzante realidad de la Argentina de hoy, (14 de abril de 2006) nos lleva una vez más a tener que escribir sobre estos lamentables hechos de esclavitud.
Es inadmisible, indignante lo que nos causa vergüenza ajena, esta situación laboral esclava que por inadmisible se incluye la falta de control y gestión política y por indignante los nefastos individuos del aprovechamiento de las miserias sociales ante la falta de trabajo.
Hoy ya no son solamente los inmigrantes bolivianos, peruanos o paraguayos indocumentados quienes padecen estas esclavitudes laborales, sino también argentinos.
Estos últimos denunciados hace ya un año por un canal de televisión capitalino, se encuentran en la “ciudad feliz” o sea Mar del Plata en la pcia. de Buenos Aires, y son aquellos trabajadores de la pesca, quienes filetean los pescados en “sucuhos” sin higiene y con trabajo a destajo por unos pesos miserables, en jornadas de hasta 18 horas o más a razón de $2 por hora, siendo sometidos a esclavos de salario, de horas de labor, y al renunciamiento de las leyes pertinentes, ya que no tienen absolutamente ningún tipo de consideraciones de derechos laborales, como por ejemplo obras sociales, jubilación, descanso, vacaciones etc. etc.etc.
Estos negreros son conocidos en Mar del Plata por la mayoría de la población marplatense y de otras localidades, sin embargo y a pesar de la denuncia que consta por el medio que menciono con antelación, ninguno de los políticos de la pcia. de Buenos Aires, ni funcionario afín, se ha hecho eco de esta situación.
Asimismo tampoco en la pcia. de Salta se hacen eco de la problemática social existente en la localidad de Salvador Masa o de Tartagal, donde el gobierno ante la situación reinante en esta última localidad, no solo no se ha hecho presente, sino que además se ha dado el lujo de decir que el problema en sí, visto por los distintos medios televisivos, son agrandados por el periodismo, cuando a falta de palabras y gestión, no es necesario que el nos exprese la verdad, esa verdad que vemos en directo desde el lugar de los acontecimientos, y donde los paliativos a sus conciudadanos son la realidad de la nada, ya que viven en las peores de las miserias, padeciendo todo tipo de valores de supervivencia, algo realmente que nos llena de indignidad a todos los argentinos.
Estos hechos juntamente con la explotación a los hermanos bolivianos, peruanos, paraguayos, deben ser debatidos con profunda vocación política pero principalmente con altruismo de persona de bien. No se pueden tolerar en esta Argentina y en este siglo XXI semejantes episodios, que son aboliciones producidas en el siglo XVIII (1816).
Es hora que el Congreso Nacional comience a funcionar como corresponde, y llamando a interpelar al Jefe de Gabinete, para debatir esta cuestión de interés nacional moral y cultural de todos los argentinos bien nacidos y libres, basta de pérdida de tiempos en esclarecimientos vanos, con los visto sobra para obrar en consecuencia y arbitrar las leyes correspondientes, que erradiquen esta tremenda afrenta a los valores humanos y se pongan a disposición de la justicia a todos aquellos negreros que han estado explotando a todos estos seres humanos sean comerciantes como políticos, estos últimos que sean pasibles de los juicios políticos correspondientes, ya que tienen merecidos méritos para que se le sustancien las causales que lo lleven a sentarse en el banquillo de los acusados.
En la Argentina desde 1983 estamos tratando de integrarnos como un país democrático, lo estamos haciendo, pero nos falta mucho camino por recorrer, pero que sea en libertad.
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