Por: Mario Luis Pennella
"El juicio político es una forma de hacer valer la responsabilidad política. Para los padres de las víctimas de Cromagnon, se hizo justicia. Por cierto, ese camino es muy distinto de un proceso judicial, pero es el mecanismo previsto en la Constitución para hacer valer la responsabilidad política. Ibarra, apenas fue destituido, dijo que en la democracia no pueden tomarse decisiones que contraríen la voluntad popular, pretendiendo descalificar el juicio político. Ese concepto es idéntico al que expuso el presidente Néstor Kirchner, la semana última, cuando inauguró el período de sesiones ordinarias del Congreso. Kirchner e Ibarra entienden que la mayoría expresada en voto siempre tiene la razón, la verdad única. Es falso: en una democracia, los jueces están constitucionalmente autorizados para decidir en contra del voto popular e, incluso, descalificar las leyes del Congreso, y la Legislatura está habilitada por la Constitución porteña para destituir al jefe de gobierno -no importa cuántos votos haya obtenido-, si incurrió en mal desempeño. Puede ser que Ibarra no sea responsable penalmente por las muertes, pero sí lo es en términos políticos. Hace pocas semanas, el alcalde de Londres fue suspendido por maltratar a un periodista y nadie pensó en un golpe de Estado. (extractado del diario La Nación)
Lo señalado con antelación es el veraz sentido de la interpretación, pero por supuesto políticos que se advienen a la corporación, defienden posiciones en contrario. Por ello escuchamos las declaraciones del ex presidente Alfonsín al respecto, queriendo defender lo indefendible, o al abogado del destituído Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a quienes les indilga por haber votado en contra de su defendido, todo tipo de argumentos que carecen de probidad, "empiojando" el resultado de un juicio político, totalmente ajustado a la Constitución.
¿Cómo es posible que con una inmensa masa de empleados en el espectro municipal, el ex jefe de gobierno no ha podido controlar una media docena de "boliches", no es eso falta de gestión, de desidia?
¿Quién es el máximo responsable político, de lo que acontece en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, si no lo es su Jefe de Gobierno?
Acaso se pueden acallar las voces de los familiares de las 194 víctimas, de semejante tragedia de la sin razón, dejando en libertad de acción a quien no cumplió con sus deberes de funcionario público.
Es que en la Argentina, el hecho de llegar a un cargo político equivale a ser practicamente un dios, ya que la impunidad es tal que pueden hacer lo que quieran, aún cometiendo faltas intolerables al sentido común, provocando muertes y proclamarse inocentes de todo.
El hecho que la sociedad los elige y tienen mayoría de votos acumulados para llegar al poder, no indica que no los juzguen la leyes cosntitucionales que hay al respecto, el Juicio Político existe, y su aplicación debe ser efectiva para estos casos como el que se plantea, por lo tanto colocar palos a la rueda de la resolución tomada, es "empiojar" el resultado justo que ha tenido el veredicto.
El enjuiciamiento y sentencia vendrá en el futuro inmediato, con la justicia emanada del Poder Judicial, el cual emitirá su veredicto final.
Creo en consecuencia, que al menos esta situación inédita en la Argentina convulsionada por la crisis, ha emprendido un camino de sinceramiento de los políticos con la sociedad, una sociedad, que viene buscando el camino de la equidad, y este juicio político está marcando un poco de ella, esa situación en que siempre la impunidad ha facilitado la libertad del político corrupto o aquel que no hubiere cumplido con las obligaciones de funcionario público, hoy quizá se ha logrado el cambio de aptitudes, y tendrán que ajustarse a derecho como cualquier ciudadano.
No dejemos que se sigan violando los preceptos constitucionales, ese debe ser el camino a seguir por la sociedad toda, haciendo incapié, que todos tenemos los mismos derechos, y ese estado debe ser respetado, el no respeto a la Constitución Nacional y sus artículos es el equivalente a la hegemonía, lo dictatorial, atribuírse el poder por el poder mismo, haciendo caso omiso para consolidar la democracia.
Sin el respeto a la Constitución Nacional no existe la democracia.
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