La “Doctrina Monroe” no fue siempre utilizada como una política defensiva frente a Europa, sino como una amenaza contra cualquier pretensión de cerrar el paso al expansionismo norteamericano convirtiéndose así en un instrumento imperialista que bajo la tesis de la “responsabilidad global” desplazaba la política aislacionista de “evitar enredos políticos” con otras naciones. En ese sentido, se destaca la guerra contra México en 1846 y 1848 en la que Estados Unidos se adjudicó Texas, Arizona, Nuevo México, California, Nevada, Utah y parte de Wyoming; la Guerra Hispano Americana de 1898 en la que logra apoderarse de Cuba (económicamente), Puerto Rico, Filip
inas y Guam, y el tratado Bunau Varilla de 1903 con el cual consigue la división del territorio colombiano para crear artificialmente Panamá, y hacerse del control de la construcción y posterior administración del canal, así como de todos los asuntos geoestratégicos de la región Centroamericana y el Caribe.
En 1904, el “Corolario Roosevelt vino a legitimar el carácter intervencionista de la “Doctrina Monroe” al establecer que cualquier país podría ser invadido por Estados Unidos, si no actuaba “con una eficacia razonable y con el sentido de las conveniencias en materia social y política, si mantiene el orden y respeta sus obligaciones-…”
En este sentido el presidente Teodoro Roosevelt señalaba que la “injusticia crónica o la importancia que resultan de un relajamiento general de las reglas de una sociedad civilizada pueden exigir a fin de cuentas, en América o fuera de ella, la intervención de una nación civilizada, y en el hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la doctrina Monroe puede obligar a los Estados Unidos, aunque en contra de sus deseos, en casos flagrantes de injusticia o de impotencia, a ejercer un poder de policía internacional.”
A partir de esta posición imperialista se produjeron, más de 10.000 ocupaciones, agresiones y desembarcos en América Latina.
En lo sucesivo, la política exterior norteamericana hacia América Latina cambiará de nombre de acuerdo a las circunstancias políticas del contexto internacional: la “Unión Panamericana” de 1910, la política del “Buen vecino” bajo la cual se crearon la OEA y el TIAR, y la “Alianza para el Progreso” promovida por el presidente John F. Kennedy en la cual se planteaba el desarrollo de la región latinoamericana. Esta fórmula progresista, aunada al acercamiento con el régimen de Fidel Castro, el eventual retiro de las tropas norteamericanas de Vietnam y la promoción de los derechos civiles de las minorías negras que ponía fin a la política segregacionista, representaban sin lugar a dudas, una amenaza para el sector reaccionario de la política norteamericana.
Estas contradicciones fueron resueltas mediante un golpe de Estado magnicida que sacó a Kennedy del poder y le dio un vuelco radical a la política exterior norteamericana. En este sentido, el presidente Richard Nixon y su secretario de Estado Henry Kissinger, se encargaron de profundizar la intervención norteamericana en América Latina con el financiamiento y apoyo irrestricto a los regímenes totalitarios de derecha, golpes de Estado, asesinatos de líderes políticos de izquierda, y la aplicación del “Plan Cóndor” que tal y como lo había advertido el Libertador Simón Bolívar, “plagó la America de miseria a nombre de la libertad”
No todo brilla en la libertad que expresa el poder de los EEUU; para nada a pesar que la derecha del mundo, y los liberales contemporáneos, han insistido en propagar sus ideas en el sentido de alianzas, las cuales redundarían en inversiones que benficiarían a los paises emergentes de sudamérica.
En cuanto a Argentina, cuando en la triste década del 90, el gobierno del menemismo tenía el poder de gobierno, este se alió decididamente a los EEUU, y hoy esta nación está pagando caro, el continuismo de aquella gestión, que este gobierno actual acompañó, habiendo expresado, que fuera ese, el gobierno de su compañero Carlos Saúl Menem, "EL MEJOR GOBIERNO DE LA HISTORIA ARGENTINA" y que hoy en la actualidad, acompaña al kirchnerismo, con una demostración real en la Cámara de Senadores, cabalmente sus decisiones en sus proyectos y proponiendo el antagonismo de imponer mayoría, a los efectos de qque fracasen los proyectos de la oposición política.
Los Estados Unidos de Norteamérica, nunca se han pronunciado efectivamente en forma real a reconocer lo que podría no convenirle, en asuntos políticos en que la Argentina obtuviese un punto de acción en la estrategia política del mundo, sino en una parcialidad, cuando el país del norte obtuviera el real benficio de la cuestión, por ende siempre estuvo de acuerdo con el país mas conveniente para sus pensamientos ideológicos, de entablar la política internacional conveniente, y puntualsmente en caso de Argentina, a pesar de la infame década del menemismo, (en su hermandad consolidada por aquel otrora presidente) todo explotó en lo que hoy luego de la contienda por la Islas Malvinas,y los embates en el mundo económico, a través de su mentor Henry Kissinger, hicieron que Argentina cayera en una carrera retrógada, perdiendo no solo inversiones internacionales, sino aún más prestigio en la misma sudamérica, retrocediendo ante Brasil, Chile, Perú, Colombia.
El juego que jugó la política norteamericana fué de consolidar, en la seudo oposición a su conducta liberal, que el gobienro actual significara en sus alocuciones en los distintos estrados del mundo, el golpe final para hacer retroceder a la Argentina a este nivel de la realidad actual.
Para clarificar este panorama, Argentina debe replantear la política exterior, poniendo el punto de atención en primer lugar de arreglar la cuestión hacia adentro, consolidando la paz interior que hoy no se tiene, y moredadamente atraer inversores serios no aprovechadores, como lo están hoy por caso las minerías, y las petroleras etc.
Reivindicar a la Argentina, con la expansión de sus productos agrícolas ganaderos, poniendo en marcha a través del ferrocarril en todo el país para traer, lo mejor de nuestros campos, a mejor precio del pueblo y el mejor pago de las exportaciones, el cual volcará nuevamente a los escalones del privilegio, de donde la Argentina jamás debió haber descendido.
La Nación juntamente con su pueblo está ávida de la prosperidad bien entendida, con individuos que gobiernen con moral enterrando la corrupción, en la propuesta de una entera libertad, de trabajo, educación, salud y por sobre todo destacando este triste momento del país, la inseguridad reinante.
Así este comentario de lo que fuera aquella propuesta de los Estados Unidos de Norteamérica, (La Doctrina Monroe") sirva como el ejemplo,de como nos avasalló en el destino de todos nosotros, y que no todo lo que dicen relucir es oro, cuando muchos se han ufanado de consolidar tratados, con países que expusieron cosas y que confluyeron únicamente a sus proyectos en detrimento de nuestro progreso.
Las caras de quienes aprovecharon sus roles de gobierno, en estas cuestiones, deben ser debatidas por todo el pueblo, en la conciencia, ya que tampoco es oro lo que reluce y reluciera de sus mentiras propagandísticas, ya que la realidad nos ha mostrado y nos viene mostrando, esta actualidad en que teniendo todo para surgir, estamos empantanados y retrocediendo, en una clara y vil manifestación, de seguir escuchando y viendo, vicios del pasado con individuos en el presente, que mucho tiempo ya, hace debían estar fuera de la política, a sabiendas que también es mucho el daño que hicieron al país y a su pueblo.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 23 de octubre de 2010 -BICENTENARIO
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