Por: Mario Luis Pennella
Qué pasa en la sociedad judicial? ¿Acaso, el Dr. Zaffaroni con todos su libros a cuestas, leídos y escritos; piensa en que quienes no concuerdan son inmutables en sus conceptos de percepción del delito, y mientras tanto el mismo pareciera que es inmutable en tanto y en cuanto ante la diyuntiva de los Dres. Soler y Nuñez, abarca a Nuñez y no a Soler, sobre el delito sexual, cuando debe definir abuso o violación. El Dr. Soler tenía ayer razón y hoy se ractifica aún con mayor fuerza esa razón de concepto jurídico, pero claro el "garantismo" es la parte que no admitía el Dr. Soler en el delito, por consiguiente siempre la definición entre blanco y negro era una u otra, nunca gris.
El Dr. Zaffaroni debería seguir siendo académico y debatir con sus pares del mundo si quiere, pero no por ello tener inteligencia significa que está en el lado justo de la justicia, ya que sus apreciaciones son cuestionables y no inmutables, sino que en leyes y aplicación de ellas hay que obrar con la humanidad del sentido común adecuado, no con la arbitraiedad de la objetividad como se ve una aún extricta escrita ley, la cual fija necesariamente una correccíon definitiva de interpretación para que la misma sea justa, ante esta eventualidad debería estar presente el sentido común del individuo sano, mucho mas cuando esta ley va a sellar la suerte futura de una criatura, abusada y penetrada con el dedo u otro objeto y no con el pene, y a esto debe considerarse abuso y no violación.
Es también difícil de interpretar cuando opina sobre drogas, y creo que estas sean cuales fueran, todas absolutamente son perjudiciales al punto de que las mismas, motivan muertes por consumo y peor aún cuando el narcotráfico se hace presente en una nación, principalmente de consumo, como hoy para desgracia de nuestro país es la Argentina.
Si puedo estar de acuerdo sobre el mercado de la delincuencia y también sobre la corrupta política que se viene ejerciendo en estos últimos años, donde se ha dado paso a la más deplorable pobreza de los argentinos, y ante ello el envilecimiento de los mas pobres e indigentes, quienes han sido llevados a este calamitoso estado aún siendo pertenecientes a algún tipo de "clientelismo vil" que perdura a través de políticas que denigran el estado de derecho.
Creo que la Suprema Corte de Justicia debería tomar el toro pór las astas en cuanto y en tanto tenga en sus manos la consolidación de una justicia justa para los niños y para los ancianos, los primeros desprotegidos y olvidados en las calles y en las villas de toda la nación, los segundos a la espera de percibir la dignidad de un salario, que le permita tener una sana y digna vejez.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires; 4 de Enero de 2010 AÑO DEL BICENTENARIO
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