Por: Mario Luis Pennella
Las elecciones han concluìdo, el resultado final ya es una realidad, por consiguiente la expectativa del pueblo todo es ver el cambio anunciado, donde las consignas de campaña, ejerzan de una vez por todas la verdad de la esperanza, que de ella emana.
Esperamos que el dicho cambio sea una elecciòn y no por el contrario una reelecciòn, ya que el continuìsmo traerìa las consecuencias de una Argentina en retroceso.
Los graves problemas en la naciòn existen, y ellos son aquellos considerados con la justicia social, un hermoso eslogan de todas la campañas polìticas, empleado por todos los polìticos, pero a su vez desde el advenimiento de la democracia en 1983, ha sido solo eso un eslogan de campaña.
En la Argentina de hoy existen 12.000.000. de pobres, de desiguales que ansiosamente y desde mucho tiempo aspiran mejoras en su condiciòn desigual, pero a pesar de los años transcurridos en democracia siguen sumàndose màs y màs.
Es tambièn considerar la masa de desocupaciòn, la cual es mucho mas amplia que la que se dice, ya que aquellos subsidiados por el estado, no solo no deben justificarse trabajadores sino desocupados con salario de dàdivas, y ademàs fomentan la industria del desgano y la apatìa, por cuanto no fijan su porvernir, sino sobreviven con los pocos pesos que reciben.
En cuanto a otro flagelo de pobreza y desolaciòn, son las villas de miserias, las cuales en la Ciudad Autònoma de Buenos Aires, se han incrementado en forma considerable, con la desidia de los gorbiernos nacional y de la ciudad, que no los protegen con leyes de trabajo serio, buscando lugares adecuados y subsidiados para que elaboren viviendas dignas para ellos, y volcarlos del desgano y la apatìa a ser ùtiles y considerar una salida de trabajo y bienestar.
La inseguridad es uno de los flagelos que castigan y atormentan a los ciudadanos, en donde no se controlan los lugares de esparcimiento de la juventud, en que se traslucen los estragos de la drogadicciòn, amèn del enviciamiento indiscriminado de individuos inescrupulosos, no solo aquellos advenidos del narcotràfico sino tambièn otros aprovechadores de sus negocios de divertimento, que adulteran las bebidas de los jòvenes en los boliches que asisten.
Asimismo la delincuencia asesina no descansa en su rutina de terror, robando y asesinando, donde tampoco los controles de la seguridad tienen el eco del trabajo a los efectos de poner fin con el descontrol existente.
Son estas algunas sumadas a la educaciòn, la salud, etc. consideraciones de primera ejecuciòn, para el cambio, ojalà que la Sra. Presidenta electa asuma estos hechos con la responsabilidad de la credibilidad, que le otorgara esa masa de ciudadanos que la votaron.
Pero tambièn es conveniente decirle al Sr. Jefe de Gabinete, que los porteños, no solo no somos soberbios, ni tampoco queremos hacer una isla de la ciudad, sino que votamos con las convicciones de lo que vemos de cerca, en esta Capital de la Naciòn Argentina, con respecto de sus polìticas.
Por ùltimo, reflejar a una oposiciòn, que debe ser respetada desde el llano, siendo escuchada, cuando las demandas que hace, son las vinculadas con estos enunciados de campaña, y considerar evaluarlos y aceptarce para razonablemente aùn en el discenso, luchar para conseguir las conquistas prometidas, uniendo criterios con seriedad y sin soberbias.
El pueblo votò hoy, para quellos que votaron el proyecto lo vean cumplido, para aquellos que no lo votaron que aplaudan y se convoquen al unìsono, para creer en la polìtica nuevamente.
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