Por: Mario Luis Pennella
La justicia social depende del trabajo el cual dignifica como única y verdadera democracia bien entendida, pero en la Argentina de hoy, las dádivas son las eleocuentes soluciones demagógicas con que se maneja el gobierno, que a la postre reaviva el clientelismo con que se explaya en el poder y el continuismo instaurado en la sucesión familiar futura.
Con respecto al primer tema del trabajo, los trabajadores asumen mediante sus representantes gremialistas las remuneraciones que le son fijadas en conveniencias políticas y no sociales, y a los jubilados con las consabidas dádivas y la perniciosa, caprichosa e incomprensible insensibildad en que ajustan sus salarios, obviando anticonstitucionalmente el 82% móvil, ley esta refrendada por la Suprema Corte de Justicia, y esperando su debida sanción retroactiva como corresponde, "cajoneada" a la también conveniencia política, conveniencia esta que resulta de los estados de la macroeconomía, para tomar los dineros de los jubilados y no perjudicar a los políticos en los gastos excesivos de estos, y otros necesesarios manejos de dinero del patrimonio nacional, los cuales deben quedar para satisfacer ante el mundo globalizado, los cuales son tomados de los fondos de aquellos con menor poder de elección, por supuesto los jubilados.
En esta corruptela disciplinada se maneja el actual gobierno, aunque con errores que le han valido el perjuicio de valor moral, el cual se encuentra en este momento en su peor momento de corrupción, que lo convalida como los más corruptos de la historia contenporánea argentina, ya que la sucesión de hechos de incalificable tenor corrupto, han sobrepasado en poco más de un mes, toda una serie de entuertos oscuros, que la lenta justicia, hace que sigan su camino hacia un paisaje de impunidad mediante, a no ser por el latente trabajo del periodismo, que ha desafiado la soberbia con el coraje de la denuncia, y los miedos han pasado a ser el reflejo de un pueblo que quiere la verdad, ya que las mentiras han causado demasiado angustias, las cuales se han troncado en una defensa moral para el pueblo argentino, que desea de cualquier manera terminar con la blasfemia política que denigra al ciudadano honesto y lo excomulga como tal, por consiguiente es imprescindible que la política futura se exprese con democracia, no con mentiras, soberbias y corrupción.
La justicia social significa dignidad y esta significa trabajo, no dádivas ni prebendas, el esfuerzo de un pueblo quiere democracia no autocracia y acomodamientos a futuro, para seguir con la "rapiña" de esta nuestra Argentina, la cual ha sido y sigue siendo depredada en beneficio de unos pocos y en desmedro de muchos, hoy con más angustia de desiguales que aumentaron el calvario de la antidemocracia a 500.000 pobres más, esa es la verdadera injusticia de la desigualdad que soporta el pueblo con este gobierno que pretende seguir con esta, su política, desintegradora y antisocial.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 16 de agosto de 2007.
8.8.07
SEGÚN PASAN LOS AÑOS Y EL 82% DUERME
Por: Mario Luis Pennella
Para comenzar con este tema lo haremos por el principio "LA DIGNIDAD SE LOGRA CON EL TRABAJO, NO CON DÁDIVAS NI PRIVILEGIOS" palabras del Cardenal Bergoglio, triste verdad que duele.
Desde 1990 la lucha de los jubilados hoy cumple un nuevo año de períodos de olvido, mentiras y la determinación de poner la justicia social expedida por la Suprema Corte de Justicia, en su punto final, donde las vergonzantes chicanas y entendidos por parte del gobierno que no se ajusta no solo a derecho, sino a una soberbia que extralimita sus funciones democráticas en desmedro de los jubilados, esperando que la muerte de estos dejen sin cumplimentarse la dignidad ganada con el sudor de sus frentes, habiendo aportado religiosamente a los efectos de hacer justicia a su trabajo durante más de 30 años, negándoles el famoso 82% móvil establecido por ley, el colmo de su conducta para con los jubilados es interpretar esta ley con una dádiva del 13% anual, lo que consiste en una burda mentira de la realidad que sustenta la ley, hoy como lo decía un periodista y de acuerdo al aumento de la leche solamente desde este período de tiempo que se lucha por esta ley, la mínima de un jubilado tendería a más $1.100.-, lucha que recuerdan a aquellos pioneros de pedir la justicia social a sus derechos de jubilados, Izmizcoz, Plá y otros tantos que ya no están, y por supuesto no vieron ni verán la llegada de la justicia para ellos, pero quienes aún existimos en este mundo seguimos viendo como este gobierno continúa con su indiferencia, quizá esperando que ya no quede nadie, el Congreso con sus diputados partenecientes a un movimiento que habla de justicia social y solidario con la voluntad del señor Presidente de la Nación, que niega el justo derecho, pero que complace a los sres. diputados y senadores para los correspondientes aumentos de sus dietas, movilidades etc. donde la partidas de los fondos están siempre listas para sus satisfacciones inmediatas, y aún escuchando la protesta de algunos inescrupulosos y soberbios hacia el periodismo por hacer notar las diferencias, de los logros salariales.
Estas verdades dolorosas no son menos elocuentes que las del ex presidente Menem cuando decía ser un jubilado más o de su ex ministro de economía Cavallo llorando en un halo cerebral de humano, ante la luchadora Norma Plá.
Tienen la misma igualdad de la indiferencia que soportamos todos aquellos que hemos trabajdo durante períodos de 30 o más años dignamente y aportado a los efectos de jubilarnos también dentro de esa dignidad que hasta ahora nos niegan, no por negligencia u otro factor,sino simplemente por la soberbia e indiferencia con que desde los distintos gobiernos hasta este del presente, nos miran a nosotros los ex trabajadores, hoy abuelos jubilados.
Viva la dignidad del trabajador viva la dignidad del jubilado argentino.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 8 de agosto de 2007.
Para comenzar con este tema lo haremos por el principio "LA DIGNIDAD SE LOGRA CON EL TRABAJO, NO CON DÁDIVAS NI PRIVILEGIOS" palabras del Cardenal Bergoglio, triste verdad que duele.
Desde 1990 la lucha de los jubilados hoy cumple un nuevo año de períodos de olvido, mentiras y la determinación de poner la justicia social expedida por la Suprema Corte de Justicia, en su punto final, donde las vergonzantes chicanas y entendidos por parte del gobierno que no se ajusta no solo a derecho, sino a una soberbia que extralimita sus funciones democráticas en desmedro de los jubilados, esperando que la muerte de estos dejen sin cumplimentarse la dignidad ganada con el sudor de sus frentes, habiendo aportado religiosamente a los efectos de hacer justicia a su trabajo durante más de 30 años, negándoles el famoso 82% móvil establecido por ley, el colmo de su conducta para con los jubilados es interpretar esta ley con una dádiva del 13% anual, lo que consiste en una burda mentira de la realidad que sustenta la ley, hoy como lo decía un periodista y de acuerdo al aumento de la leche solamente desde este período de tiempo que se lucha por esta ley, la mínima de un jubilado tendería a más $1.100.-, lucha que recuerdan a aquellos pioneros de pedir la justicia social a sus derechos de jubilados, Izmizcoz, Plá y otros tantos que ya no están, y por supuesto no vieron ni verán la llegada de la justicia para ellos, pero quienes aún existimos en este mundo seguimos viendo como este gobierno continúa con su indiferencia, quizá esperando que ya no quede nadie, el Congreso con sus diputados partenecientes a un movimiento que habla de justicia social y solidario con la voluntad del señor Presidente de la Nación, que niega el justo derecho, pero que complace a los sres. diputados y senadores para los correspondientes aumentos de sus dietas, movilidades etc. donde la partidas de los fondos están siempre listas para sus satisfacciones inmediatas, y aún escuchando la protesta de algunos inescrupulosos y soberbios hacia el periodismo por hacer notar las diferencias, de los logros salariales.
Estas verdades dolorosas no son menos elocuentes que las del ex presidente Menem cuando decía ser un jubilado más o de su ex ministro de economía Cavallo llorando en un halo cerebral de humano, ante la luchadora Norma Plá.
Tienen la misma igualdad de la indiferencia que soportamos todos aquellos que hemos trabajdo durante períodos de 30 o más años dignamente y aportado a los efectos de jubilarnos también dentro de esa dignidad que hasta ahora nos niegan, no por negligencia u otro factor,sino simplemente por la soberbia e indiferencia con que desde los distintos gobiernos hasta este del presente, nos miran a nosotros los ex trabajadores, hoy abuelos jubilados.
Viva la dignidad del trabajador viva la dignidad del jubilado argentino.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 8 de agosto de 2007.
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