Por: Mario Luis Pennella
Se está instrumentando una reforma al Código Penal, la cual más que una reforma es un paliativo más para aumentar la inseguridad reinante en la Argentina.
Entre otras se vislumbran barbaridades jurídicas más ajustadas a desvaríos sicológicos o más precisamente a tolerar a individuos de bajos instintos sicológicos, para que aprovechen las bondades de las leyes que quieren establecer, a hechos miserablemente repudiables, como son las violaciones a mujeres víctimas, las cuales son sometidas a ellas sin remordimientos de edad.
Es un mamarracho jurídico, la mención de que el sexo oral podría no ser incluído como violación, al Código Penal, el cual por supuesto repercutió en especialistas del derecho, y que han dicho que este es un retroceso respecto de la protección de las víctimas.
Más allá de los calificativos enunciados, es notorio que el Código Penal debe tener la sustancia del escarmiento en la pena, sino, no se valora el mismo, pasando a ser un recreo o una vacación de la criminalidad de sujeto, las penas de 12 años a un individuo por la violación con penetración vaginal o anal, no se condice siquiera con el aberrante hecho, en cuanto a las secuelas que deja en la víctima, pareciendo que la cantidad de años a esta condena es harto suficiente con respecto del dolor causado a su atacada, y el haber comprendido el hecho delictivo por el violador, cuando estos son en todos los casos reincidentes con mayor agresividad.
Es aún mucho más intolerable admitir una diferencia significativa entre el sexo oral y la penetración, haciendo una diferencia sustancial en la abusividad de una y otra, conviniendo penas de 2 a 8 años, ya que en estos casos prácticamnte quedarían en libertad.
A través de los momentos del auge de la criminalidad en la Argentina, vemos que nuestros intelectuales en la justicia, se alejan de comprender los procesos delictivos de hoy y sus causas a través de las víctimas y de sus familiares, tomando como tal que los atenuantes en las penas serán el remedio ideal para bajar estos hechos criminales.
Hoy la inseguridad en nuestro país ha llegado a un punto culminante, en que por un lado la pobreza imperante, el hacinamiento en villas, la desocupación, suman en la sociedad un caldo de cultivo, por cuanto estos individuos viven sin educación , sin alimentos y en una marginalidad que a la postre los hacen peligrosos, sumados y cercanos a ellos, se agrupan escorias sociales que son aquellos que viven de la venta de drogas y que el narcotráfico también saca provecho propio, penetrando lamentablemente en la juventud de estos indigentes.
Ha comenzado nuevamente a acechar el rapto y secuestro, donde esta modalidad criminal ha traído consigo sus horrendos crímenes al estrado de la justicia penal, con sus consecuencias de dolor en las familias de las vícitmas como en la mayoría de la población, que busca el logro de una sociedad de paz y trabajo, aunque hoy vive entre rejas en sus propio domicilio, ante el desborde de esta lacra criminal que acecha.
Es indudable que quienes deben pensar en el prójimo como intelectuales de la justicia, pongan no solo su espíritu de hombres del derecho, sino tras su hombría de bien el valor necesario en ese mismo sentido, haciendo de la justicia un derecho penal concerniente a los hechos y no a la tolerancia por cuidar el privilegio político de los derechos humanos en pos de los que delinquen y en detrimento de quienes son honestos ciudadanos.
15.6.06
INSEGURIDAD
Por: Mario Luis Pennella
Es este un tema de actualidad y por cierto de gran preocupación, especialmente en la Ciudad Autónoma como en el Gran Buenos Aires, de acuerdo al índice de temor ciudadano el Centro de Estudios para la Convergencia Ciudadana, dice que, el 83% de las consultas del área metropolitana, expresó haber sufrido un deldito o al menos ser familiar o amigo de alguien que lo había padecido el año último. El 72% cree que corre el riesgo de convertirse en víctima de un acto criminal, el hecho se corrobora en el aumento sistemático de estos últimos tiempos de la inseguridad, la cual pasa a ser una de la principales causas de preocupación de los ciudadanos.
En los Centros de Gestión y Participación de la Ciudad, se realizan un constante reclamo día tras día a las autoridades pertinentes, a los efectos que la policía tenga más presencia en las calles, con más patrulleros y agentes en las esquinas.
Hasta el momento no se ha encontrado una política eficaz sobre el tema de la seguridad.
Creo sin lugar a dudas que una mejora en los niveles socioeconómicos de la población en un crecimiento sostenido, haría bajar de inmediato esta ola de delitos y además habría una mayor sensación de seguridad.
Pero lamentablemente como suceden en otras cuestiones, las cuales son de gran interés para la inmediata solución de problemas como la pobreza por ejemplo, esta es otra que carece del tratamiento eficaz y decisivo, y por ende ante la desidia de las autoridades, esta temática de la inseguridad en que se vive será el seguir viendo a diario el aumento sistemático de los delitos cotidianos, en las noticias policiales.
La pobreza y el crecimiento de"villas de emergencia" en la ciudad autónoma y en el gran Buenos Aires, hacen de la inseguridad zonas mas propicias para los hechos de criminalidad, ya que en estas viven, se esconden o los usan como parte de estrategias de escondites, muchos de los delincuentes que en la actualidad realizan sus raid delicitivos.
Es inadmisible que se generen estas poblaciones marginales e indigentes, es hora que los recursos sean empleados con justicia sobre estos temas candentes, y se comience con la solución a aquellos indigentes trabajadores o ex trabajadores llegados a este límite social, y a la vez se depure de manera tal donde se encuentren el foco principal de la delincuencia, es decir la droga, parte de una cultura de ignorancia y olvido político hacia sanear esta problemática, muchas veces usado en el clientelismo del interés del poder político, para sus apetencias de poder, aberrante medio para lograr candidaturas y exponer en discursos demagógicos el verdadero estado de la situación social cultural de la Argentina.
Todo esto hace de caldo de cultivo a una constante inseguridad, donde la falta de medios de educación, de trabajo digno, se desliza al punto álgido de tomar el camino delincuencial.
La inseguridad es sin ninguna duda hoy el tratamiento principal de las autoridades competentes, y deben tomarlo como una prioridad de estado, ya que el avance de ella será cada día para tener más víctimas de este flagelo social.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 15 de junio de 2006
Es este un tema de actualidad y por cierto de gran preocupación, especialmente en la Ciudad Autónoma como en el Gran Buenos Aires, de acuerdo al índice de temor ciudadano el Centro de Estudios para la Convergencia Ciudadana, dice que, el 83% de las consultas del área metropolitana, expresó haber sufrido un deldito o al menos ser familiar o amigo de alguien que lo había padecido el año último. El 72% cree que corre el riesgo de convertirse en víctima de un acto criminal, el hecho se corrobora en el aumento sistemático de estos últimos tiempos de la inseguridad, la cual pasa a ser una de la principales causas de preocupación de los ciudadanos.
En los Centros de Gestión y Participación de la Ciudad, se realizan un constante reclamo día tras día a las autoridades pertinentes, a los efectos que la policía tenga más presencia en las calles, con más patrulleros y agentes en las esquinas.
Hasta el momento no se ha encontrado una política eficaz sobre el tema de la seguridad.
Creo sin lugar a dudas que una mejora en los niveles socioeconómicos de la población en un crecimiento sostenido, haría bajar de inmediato esta ola de delitos y además habría una mayor sensación de seguridad.
Pero lamentablemente como suceden en otras cuestiones, las cuales son de gran interés para la inmediata solución de problemas como la pobreza por ejemplo, esta es otra que carece del tratamiento eficaz y decisivo, y por ende ante la desidia de las autoridades, esta temática de la inseguridad en que se vive será el seguir viendo a diario el aumento sistemático de los delitos cotidianos, en las noticias policiales.
La pobreza y el crecimiento de"villas de emergencia" en la ciudad autónoma y en el gran Buenos Aires, hacen de la inseguridad zonas mas propicias para los hechos de criminalidad, ya que en estas viven, se esconden o los usan como parte de estrategias de escondites, muchos de los delincuentes que en la actualidad realizan sus raid delicitivos.
Es inadmisible que se generen estas poblaciones marginales e indigentes, es hora que los recursos sean empleados con justicia sobre estos temas candentes, y se comience con la solución a aquellos indigentes trabajadores o ex trabajadores llegados a este límite social, y a la vez se depure de manera tal donde se encuentren el foco principal de la delincuencia, es decir la droga, parte de una cultura de ignorancia y olvido político hacia sanear esta problemática, muchas veces usado en el clientelismo del interés del poder político, para sus apetencias de poder, aberrante medio para lograr candidaturas y exponer en discursos demagógicos el verdadero estado de la situación social cultural de la Argentina.
Todo esto hace de caldo de cultivo a una constante inseguridad, donde la falta de medios de educación, de trabajo digno, se desliza al punto álgido de tomar el camino delincuencial.
La inseguridad es sin ninguna duda hoy el tratamiento principal de las autoridades competentes, y deben tomarlo como una prioridad de estado, ya que el avance de ella será cada día para tener más víctimas de este flagelo social.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 15 de junio de 2006
9.6.06
NUEVAMENTE DEBATE O ACUSACIONES
Por: Mario Luis Pennella
Nuevamente en el escenario político se presenta el disloque antagónico de los candidatos de los distintos partidos.
A un poco más de un año para resolver nuevamente la presidencia de la Nación, en un nuevo acto electoral, desde ya nos encontramos con las consabidas "memorias" de los políticos en cuestión, "memoria" esta, que se recuerdan a ratos, aquellos que interesan a sus caprichos políticos, y para nada para hacer cumplir, leyes mediante, el proceso justo de la justicia, cuando estas acusaciones necesitan la resolución transparente de lo acontecido.
Es hartamente sabido por todos nosotros que habitamos este suelo argentino, como se "desangran" en el espíritu moral, sus locuaces e incipientes discursos, en que se ponen de manifiesto todo lo malo del adversario político, haciendo de ello cualquier cosa por ensuciar al otro al extremo, donde luego se debe acudir a los jueces para que hagan limpiar su buen nombre y honor.
Estas ruindades en los discursos políticos para defenestrar al otro, no son solo motivo de que hoy la política argentina pasa, por su más extrema inmoralidad filosófica y cultural, sino por la falta de pensar muy poco y nada en el pueblo y si mucho en sus apetitos personales, los cuales anteponen a cualquier precio.
Hace muy pocos días hemos recordado la revolución de 1943, donde nacía aquel "mesía" llamado Perón, y que hasta el día de hoy sigue gozando del espíritu político de utilización de su adhesión a la justicia social de los trabajadores, hoy por supuesto olvidada por todos aquellos que componen el justicialismo, a través del cambio filosófico efectuado en el gobierno de Carlos Menem y continuado en la actualidad, habiendo traído una desocupación extrema en ese gobierno y hoy salarios que no se condicen con la canasta básica siquiera, en que los derechos de los trabajadores han sido vapuleados, y quienes deben defenderlos desde las asociaciones respectivas, viven en un continuo y permanente "acomodo" a sus apetitos personales, desvirtuando toda batalla hacia una justicia social que acreciente los valores de la dignidad del trabajador.
En este devenir en que nos encontramos, frente a las elecciones presidenciales de 2007 los argentinos, con memoria, haremos nuestra elección, pero aquellos que viven el presente sin ella y sin historia, harán el resto, pero aquel que no reflexione, luego verá como la equivocación lo lleva a no creer en la política.
Toda esta introdución variada que expongo, es para determinar si realmente los políticos que acusan y no debaten son mas probos y creíbles, en detrimento de aquel que no es merecedor por principios éticos de una acusación infame, sino que en quienes no reflexionan creen, hasta que este logre corregir por la justicia su hombría de bien, pero ya será tarde, ha pasado algo similar en las últimas elecciones en el gobierno de la ciudad con un político, acusado de hechos que ponían en tela de juicio su honradez por el propio gobierno nacional, y que hubo de realizar el descargo a través de la justicia, pero cuando esta lo sobreseyó, ya era tarde para el partido que representaba y perdió su puesto de elección.
Decir que la política es "sucia" no es una novedad, decir que es el arte de lo imposible tampoco, aunque esto último tiene añadiduras de todo tipo en su cierta concepción de ella, pero hoy hay algo mucho más problemático en la Argentina, y es que esta libertad cuasi libertina, hace que cualquier epíteto sea saludable y no inmoral, como tampoco hace que un político inmoral se siente en una banca o en un ministerio, ello es producto de que no se debate para el pueblo, para sus necesidades de justicia social, sino que lo hacen a través de las apetencias políticas de poder, y es así que en este momento de benevolencia macroecónomica, no se reparte con equidad, siendo por el contrario la inequidad el sustento de la pobreza que tienemos en nuestra nación.
Creo sinceramente que si la moralidad de los políticos no se pone en evidencia, y ellos hacen la reflexión primera para sentirse candidatos probos y honestos que a la vez no deshonesten al pueblo anhelante de justicia, la Argentina quedará una vez más en la poltrona mundial de la desesperanza.
Quiero finalizar mi escrito, con las palabras de Chesterfield que dijo: " La humanidad es el carácter particular de las grandes inteligencias. Las inteligencias limitadas y viciosas abundan en cólera y en impulsos de venganza, y son incapaces de sentir placer sublime de perdonar a un enemigo."
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 9 de junio de 2006
Nuevamente en el escenario político se presenta el disloque antagónico de los candidatos de los distintos partidos.
A un poco más de un año para resolver nuevamente la presidencia de la Nación, en un nuevo acto electoral, desde ya nos encontramos con las consabidas "memorias" de los políticos en cuestión, "memoria" esta, que se recuerdan a ratos, aquellos que interesan a sus caprichos políticos, y para nada para hacer cumplir, leyes mediante, el proceso justo de la justicia, cuando estas acusaciones necesitan la resolución transparente de lo acontecido.
Es hartamente sabido por todos nosotros que habitamos este suelo argentino, como se "desangran" en el espíritu moral, sus locuaces e incipientes discursos, en que se ponen de manifiesto todo lo malo del adversario político, haciendo de ello cualquier cosa por ensuciar al otro al extremo, donde luego se debe acudir a los jueces para que hagan limpiar su buen nombre y honor.
Estas ruindades en los discursos políticos para defenestrar al otro, no son solo motivo de que hoy la política argentina pasa, por su más extrema inmoralidad filosófica y cultural, sino por la falta de pensar muy poco y nada en el pueblo y si mucho en sus apetitos personales, los cuales anteponen a cualquier precio.
Hace muy pocos días hemos recordado la revolución de 1943, donde nacía aquel "mesía" llamado Perón, y que hasta el día de hoy sigue gozando del espíritu político de utilización de su adhesión a la justicia social de los trabajadores, hoy por supuesto olvidada por todos aquellos que componen el justicialismo, a través del cambio filosófico efectuado en el gobierno de Carlos Menem y continuado en la actualidad, habiendo traído una desocupación extrema en ese gobierno y hoy salarios que no se condicen con la canasta básica siquiera, en que los derechos de los trabajadores han sido vapuleados, y quienes deben defenderlos desde las asociaciones respectivas, viven en un continuo y permanente "acomodo" a sus apetitos personales, desvirtuando toda batalla hacia una justicia social que acreciente los valores de la dignidad del trabajador.
En este devenir en que nos encontramos, frente a las elecciones presidenciales de 2007 los argentinos, con memoria, haremos nuestra elección, pero aquellos que viven el presente sin ella y sin historia, harán el resto, pero aquel que no reflexione, luego verá como la equivocación lo lleva a no creer en la política.
Toda esta introdución variada que expongo, es para determinar si realmente los políticos que acusan y no debaten son mas probos y creíbles, en detrimento de aquel que no es merecedor por principios éticos de una acusación infame, sino que en quienes no reflexionan creen, hasta que este logre corregir por la justicia su hombría de bien, pero ya será tarde, ha pasado algo similar en las últimas elecciones en el gobierno de la ciudad con un político, acusado de hechos que ponían en tela de juicio su honradez por el propio gobierno nacional, y que hubo de realizar el descargo a través de la justicia, pero cuando esta lo sobreseyó, ya era tarde para el partido que representaba y perdió su puesto de elección.
Decir que la política es "sucia" no es una novedad, decir que es el arte de lo imposible tampoco, aunque esto último tiene añadiduras de todo tipo en su cierta concepción de ella, pero hoy hay algo mucho más problemático en la Argentina, y es que esta libertad cuasi libertina, hace que cualquier epíteto sea saludable y no inmoral, como tampoco hace que un político inmoral se siente en una banca o en un ministerio, ello es producto de que no se debate para el pueblo, para sus necesidades de justicia social, sino que lo hacen a través de las apetencias políticas de poder, y es así que en este momento de benevolencia macroecónomica, no se reparte con equidad, siendo por el contrario la inequidad el sustento de la pobreza que tienemos en nuestra nación.
Creo sinceramente que si la moralidad de los políticos no se pone en evidencia, y ellos hacen la reflexión primera para sentirse candidatos probos y honestos que a la vez no deshonesten al pueblo anhelante de justicia, la Argentina quedará una vez más en la poltrona mundial de la desesperanza.
Quiero finalizar mi escrito, con las palabras de Chesterfield que dijo: " La humanidad es el carácter particular de las grandes inteligencias. Las inteligencias limitadas y viciosas abundan en cólera y en impulsos de venganza, y son incapaces de sentir placer sublime de perdonar a un enemigo."
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 9 de junio de 2006
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