EL DICTADOR
Los antecedentes personales.
Casi se podría establecer como una ley de la historia que los dictadores y
tiranos caen sobre los pueblos en sus horas de más graves conmociones y crisis.
El desorden institucional, la guerra civil, la amenaza exterior, la
miseria colectiva, la corrupción social, pueden en determinantes circunstancias
la aparición de un “hombre fuerte” que, con poderes más o menos absolutos,
domine a un país durante un largo período de su vida.
Lo inexplicable, lo monstruoso, es que se establezca una dictadura en
tiempos de paz y de prosperidad, sin causas inmediatas que la justifiquen ni
antecedentes valederos que la hagan prever.
Será que vuelva a suceder nuevamente en estos años que se avecinan, cuando
el autoritarismo se está expresando sin tapujos, desde el Ejecutivo, con
medidas y discursos altisonantes contra el Poder Judicial.
La Argentina está sintiendo estas conmociones que realmente ponen una
alarma en el pueblo todo, a sabiendas que la inseguridad, la inflación son
flagelos que apoyan sentimientos adversos en la vida cotidiana de una pobreza
con once millones de pobres.
Esperemos que la cordura ponga los paños fríos, pero más aún, soluciones
que deben regirse con una autenticidad de tomar la conducción de la nación con
una gestión de gobierno, que hoy no se ejerce con la probidad consecuente que lo necesita urgente.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 7 de enero de 2013.
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