4.6.12

LA ARGENTINA DE MENTIRAS

LA ARGENTINA EN MENTIRAS Que mas nos puede pasar a los argentinos, con este llamado modelo, si las mentiras cotidianas y las propuestas económicas como los desatinos afines a ella, nos muestran a las claras que vamos a un rumbo sin horizontes claros, sino por el contrario. La notable consecuencia de lo que el pueblo ve y sufre, no es escuchada ni administrada por el gobierno, sino reemplazada por una falacia acostumbrada en el proceder cotidiano de sus discursos, sin contemplación ni miramientos hacia edificar progreso, bienestar, y si pobrezas presentes y futuras, en una dirección que cada día que pasa se agudiza, a pesar del decir lo contrario que representa esta economía, donde el flagelo de la INFLACIÓN, es una realidad y no una mera segunda sensación como la inseguridad que se aludió en su momento y que hasta hoy sigue siendo una cuestión sin cura y de cuidado extremo de la población que vive sacudida por ella, en cuanto a la economía sigue el mismo camino insatisfecho y de eminente peligro de no encarrilarla en su justo camino, la depreciación del peso argentino constituye, un nuevo camino a seguir colocando más quitas de ceros en los valores que constituían el peso fuerte, hace ya más de 40 años, y agregando a la izquierda los mismos, a una desvalorización sin freno aparente, sino por el contrario. La pobreza a pesar de querer estimularla con regalías insignificantes de productos, llevados a los pobres por parte del gobierno no será ningún paliativo eficaz, sino constituirá una nueva y profunda pobreza en el medio y corto plazo. El obelisco pareciera la representación más sincera de la Argentina de hoy, como la nariz de pinocho, el cual no para de mentir y ver crecida una imagen, que atormenta la pobreza de un pueblo que la siente en la realidad y no en un argumento de fraude con el pueblo el cual es engañado en discursos, que no se condicen con el presente actual de la economía ni de su poder adquisitivo devaluado y apretado en su desarrollo de vida. Ojalá llegue el día de ver al obelisco como lo que es, un símbolo de la ciudad, no una representación odiosa de lo que nos pasa. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 4 de junio de 2012.

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